Las personas con EPIT tienen más probabilidades de tener factores genéticos o diferencias clínicas en comparación con quienes tienen Parkinson en etapas avanzadas, lo que puede hacer que a menudo pase desapercibido o no se diagnostique. Una vez diagnosticada, la progresión de la enfermedad suele ser más lenta en personas jóvenes, en gran parte debido a su mejor salud general y mayor capacidad para participar en la rehabilitación.

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Manejar la enfermedad puede ser especialmente difícil para la persona y su familia, ya que enfrentan mayores desafíos al tener un camino más largo con la enfermedad. Las personas jóvenes con esta condición suelen preocuparse por cómo afectará la enfermedad sus metas personales, responsabilidades familiares y planes profesionales.